CDMX 2020. Proyecto fugaz en pandemia.

Allá por mayo de este año 2020, primeros meses de la pandemia del COVID19, con bastante tiempo por estar en casa, escribí un guion corto de unas 25 páginas. No trataba directamente sobre coronavirus pero, obviamente, estaba ambientado en la cuarentena y todo lo que venía pasando. Me llevó aproximadamente un mes escribir un par de versiones, y lo compartí directo con algunos amigos, compañeras de aventuras, que se entusiasmaron con producirlo. La idea era hacer valer el tiempo que teníamos por la falta de trabajo.


Comenzamos a preproducirlo, lo que nos llevó aproximadamente otro mes. La producción no era compleja, el guion se basaba en 2 personajes encerrados en un departamento viviendo el confinamiento, así que pusimos la mayor parte de las energías en los ensayos. El resto fue preparar la dirección (hacer guion técnico, plan de rodaje, cronograma de tiempos, etc) y conseguir -o realizar- algunas cosas para ambientar el departamento (sobre todo a nivel color, para que encajara con la paleta que teníamos en la cabeza); también tuvimos que producir unos videos para utilizarlos como videollamadas que luego tendrían los personajes en escena.

La idea era rodar en un fin de semana (2 jornadas) todo el guion. Pero el plan de rodaje final nos dio 3 jornadas, así que lo hicimos en 2 fines de semanas.

Decir que el cortometraje se produjo con $0 es una mentira, aunque pusimos poco y nada de nuestros bolsillos. Pero aquí es donde hay que diferenciar lo que es un presupuesto real del presupuesto posible. El presupuesto real es el que contempla la sumatoria de todos los gastos que tendría la producción más allá de que esos gastos pudieran evitarse. Por ejemplo, en este tipo de presupuesto sumaría los honorarios de todas las personas que participamos, y hasta el alquiler de los equipos con los que contábamos y no tuvimos que rentar. Entonces, para que quede claro, con las herramientas que teníamos, y consiguiendo la mayoría de lo que nos faltaba, apenas gastamos en la comida. En el rodaje fuimos sólo 6 personas contando al actor y la actriz, que también son productor y productora del proyecto (fueron ellos quienes consiguieron varias cosas que necesitamos como las luces y parte del sonido, y gestionaron la participación de otras interpretes -como quienes interactuaron de forma virtual en la videollamada-).


El proyecto en este momento se encuentra post-producción, todavía no está editado el primer corte completo. Puedo decir que es un proyecto abordado de forma bastante diferente a otras cosas que he hecho, como Lo Que Fue. La principal diferencia es la rapidez en la planeación y el tiempo de preparación. La velocidad con la que estamos haciendo este proyecto lo hace mucho más fresco y espontáneo, y siento que su proceso es bastante experimental. No tiene la amasada y el trabajo que tuvieron proyectos anteriores; por ejemplo, el proceso de escritura de Lo Que Fue fue muy largo, paso por varias versiones, estuvo tiempo encajonado  y sufrió adaptaciones antes de llegar a su filmación. También estuvimos pre-produciéndolo alrededor de 6 meses, aunque no podemos negar que su dimensión era mayor y bastante más compleja.

Con esto no quiero decir que este corto de cuarentena no tenga el rigor que debería. Estuvimos pensando mucho el tratamiento visual y narrativo, la puesta en escena, trabajamos arduo con la actriz y el actor para llegar al tono que queríamos, y hasta hicimos pruebas de cámara antes de la filmación -aprovechando que el departamento era de una de las personas del equipo-. Pero la velocidad en la que teníamos que decidir y tomar las decisiones, insisto, fue la gran diferencia.

Veremos que sale de este experimento. Estaré escribiendo mucho más de todo el proceso y mostrando cosillas en próximas entradas de este blog.