EXPRIMIDA. Trabajar temprano el guion técnico.

El guion literario de una película es una herramienta de la escritura cinematográfica despojada de elementos técnicos de producción y puesta en escena. Digamos que su principal objetivo es la narración, contar la historia, y poder visualizar la película. El guion técnico, por su parte, es una herramienta posterior, mucho más cercana a la fase de producción. En ella sí se anotan minuciosamente cuestiones de puesta en escena, como indicación de cámara, los movimientos de personajes en el espacio, etc. Suele haber muchas formas de hacer un guion técnico, y depende de cada director/a, pero la más común es la que detalla uno a uno cada plano que se rodará de cada escena.


Muchos cineastas no les gusta trabajar con guion técnico, prefieren hacer sólo marcas en el guion literario, y hasta afirman que van en blanco al set e improvisan la puesta de cámara según lo que les inspira el momento (por lo menos eso es lo que dicen). Pero es cierto que la mayoría que emprende la filmación de una película lo utiliza. Para mí es una herramienta fundamental y me gusta trabajar tempranamente con ella, utilizarlo desde el comienzo de la preproducción. Me resulta muy importante para poder planear las otras necesidades como el presupuesto, el plan de rodaje, etc.

Mis primeras versiones de guion técnico son muy libres y -digamos- desprolijas. Comienzo con anotaciones al margen del guion literario, escribiendo sobre en dónde pondría la cámara, o especificando que lente usaría para determinada acción, si habría movimiento o sería fijo, todo de forma bastante rápida e intuitiva. Luego hago algunas «plantas» (dibujos de los espacios vistos desde arriba, que permiten entender rápidamente, y de forma muy visual, como se resuelve una escena, con cuantos planos, etc). Ahí empiezo a imaginar la puesta en escena, como se mueven los personajes y la cámara. También algunas veces llego a hacer algunos dibujos (que luego pueden terminar siendo parte del storyboard, aunque no siempre trabajo con ellos). Finalmente paso todo en limpio y hago el guion técnico final.

Esto es muy práctico tanto para mí como para el resto del equipo.

Hacer el guion técnico tan temprano es entender que puede sufrir cambios, y es estar preparado para eso. Puede ser muy contraproducente aferrarse a lo que uno imaginó y luego encontrarse que esas condiciones no son las mejores. Por ejemplo, sucede mucho a la hora de hacer el scouting. Aunque se buscan las locaciones intentando que cumplan con la puesta en escena que uno imagina, muchas veces te encuentras con la locación ideal por otros motivos (ya sea que es increíblemente visual, o por que es la que cumple perfecto con la paleta de colores, o el sonido, o hasta porque en términos de producción es la que resulta más conveniente). Ahí es bueno estar abierto y pensar en hacer las modificaciones pertinentes si éstas no se adaptan 100% al guion técnico. Lo mismo sucede cuando ensayas con actores, empiezas a encontrar que ciertos movimientos de personajes no son acertados u otros son mejores, o que tal plano no suma y tal otro sería mucho mejor, y así con todas las decisiones de la preproducción.

Por este motivo, para mí el guion técnico es una guía fundamental pero está completamente abierta a modificaciones.

EXPRIMIDA. Explorar los por qué.

Como comenté en mi anterior entrada, he retomado el trabajo de corrección de guion de Exprimida, y siento que llegué a una versión bastante más acabada. He mejorado varios aspectos como los personajes y los diálogos, también he trabajado las escenas para conseguir reforzar su aspecto visual -contar lo máximo posible con imágenes-. Además, he fortalecido aún más la escritura, tanto desde el formato, pasando por las descripciones, hasta apuntalar el ritmo, el tono y la atmósfera que pretendo impregnarle.


Confieso que aún intento descubrir de qué va el guion. ¿Debería saberlo ya? La verdad que no necesariamente. Soy de los que piensan que un guion te tiene que provocar ganas de contar esa historia que contiene, aunque no sepas bien que es lo que se quiere expresar. Justamente, a veces, la idea es ir descubriéndolo en el proceso, ir entendiendo de qué va el proyecto a medida que se va haciendo. Ya habrá tiempo de entender que es eso que a uno lo apasiona del texto.

Alguna vez dijo Almodovar que el cine es exploración, que hace películas para descubrir cosas por sí mismo, y que nunca sabe explicar de qué va la película hasta que la acaba. Algo parecido piensa David Cronenberg, quien afirma no saber que le atrae de un proyecto y sólo cuando se encuentra haciéndolo es cuando logra entenderlo. O, por último, Wim Wenders, que dice que hay dos formas -o razones- de hacer cine. La primera es tener una idea muy clara y con eso ir a hacer la película. La segunda, por el contrario, es hacer el film para descubrir lo que estás tratando de decir.

Hoy estoy bastante lejos de la respuesta a: ¿por qué escribí esto? o ¿por qué tengo ganas de filmar esto? Sólo sé que quiero hacerlo, que hay algo que me atrae, y sobre todo sé que hay cosas por descubrir y aprender (y para eso necesito avanzar con este proyecto).

EXPRIMIDA. Corrigiendo un poco el guion.

Algo bastante normal del proceso de pre-producción, es sentir, al leer el guion, que aún no está cerrado, que se puede seguir trabajando y mejorarlo bastante (sobre todo cuando tomas un guion recién salido del horno).

Con Exprimida, pienso que hay varias escenas que tienen situaciones forzadas, que no se sienten naturales. Está bien que un diálogo dicho por un personaje sirva para llevar la narración hacia el lugar que uno necesita, o develar cierta información trascendente, pero la gracia está en crear las condiciones para llegar de forma orgánica a ese momento donde el personaje dice lo que dice. Ahí está el trabajo, en ser sutil, y que todo fluya naturalmente. Y en estos casos nada tiene que ver el “cómo” está escrito el diálogo en sí (que también es importante para que suenen naturales), sino en «dónde» y en «qué» momentos son dichos.

Si bien en el guion de Exprimida estos diálogos están justificados, podrían trabajarse las escenas para que se desprendan mucho más puros.